Ciudad
Emergente en su sexta edición se dio el lujo de ofrecer a los
visitantes un gran show de arte interactivo de la mano de la extraordinaria compañía
de teatro no convencional, Fuerza Bruta.
El grupo, fundado por Diqui James en 2003, vino de regreso al país luego de una gira de dos años, que lo llevó a Londres, Manila y ciudades de Brasil, Bélgica, Holanda, Israel, España, Grecia y Taiwán.
Finalmente retornaron al lugar que los vio nacer: el Centro Cultural
Recoleta, y allí llevaron a cabo, de miércoles a domingos, cuatro presentaciones
gratuitas y exclusivas para todos los que se hicieron presente en el festival.
Se conoce que Fuerza Bruta surgió
a partir de la compañía De la guarda, dirigida también por James, y aún más, se puede mencionar como
origen a La Organización Negra, grupo
que en los 80 revolucionó la forma de hacer teatro, de la que también su líder formó
parte.
A medida que pasan los años, la calidad de espectáculo que brinda este
grupo nacional, que se renueva y
evoluciona contantemente, es tan increíble que deja al público presente totalmente
sorprendido y fascinado con lo que vivencia durante todo el show.
Es que de eso se trata la obra, de producir en el espectador una revolución
de emociones y sentimientos para que afloren más rápido que los propios
pensamientos, generada a partir de cada baile
y acrobacia aera y con los contantes efectos sonoros y visuales que aparecen.
De esta forma, se produce una sensación real de ser parte de un todo ya que
no sólo el show transcurre en la sala completa, sino que además el juego de
luces combinado con los estímulos de agua, viento, lluvia de papeles, entre
otros, hacen que el espectador abandone el rol pasivo de observador al que está
acostumbrado y se convierta en un actor más, pasando a integrar la escena.
Este objetivo, cabe destacar, también se logra con la música realizada por Gaby Kelper, otro de los fundadores de
Fuerza Bruta, ya que al igual que la banda en vivo, conduce a crear micro climas
que son ideales y necesarios para llevar al público al estado que se desea.
Claro que no se puede dejar de mencionar la performance de los intérpretes,
actores, músicos y acróbatas, que muestran en todo momento un gran profesionalismo
y una destreza física y caudal de energía asombroso. Pasan de volar por el aire con arneses,
a zambullirse en una pileta gigante, para luego bailar y cantar alocadamente entre
la gente al ritmo de los tambores dejando admirado, perplejo y hasta en shock a
más de uno
Sin duda todo esto hace que el espectáculo se convierta en una verdadera fiesta
donde el público, compuesto por todas las edades, vive el aquí y ahora y no se
priva de nada ya que se divierte, se sorprende, baila, salta, se moja, participa
y, hasta algún que otro arriesgado, es seleccionado para volar junto al profesional
por el aire.
Finalmente, bueno es resaltar que no
es fácil hacer una interpretación objetiva del show. Esto se debe a que, por un lado, no es
el mismo siempre ya que al convertirse el público en parte de la obra, ésta se
renueva inevitablemente con cada nueva cita, y por otro, porque cada uno lo siente y vive a
su manera permitiéndose una reflexión individual de lo acontecido.
TXT por Roxs Mariani
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